jueves, 10 de septiembre de 2009

Desde el barandal...

He mirado muchos amaneceres desde aquí, la terraza comienza a calentarse, el aire frío se convierte en un tierno roce, tibio y amigable. El sol se ve en todo su esplendor, calienta mi rostro que se ilumina desde mis entrañas; el cielo se ve de colores: azul, violeta, naranja... nunca vi tan nítidos los colores, jamás sentí tan dulce la brisa y el sonido...se convierte en un murmullo entre las hojas, el maullido de los gatos se oye a lo lejos, los pasos del vecino que despierta para comenzar a correr todo el día, el ruido de la regadera, Alicia calentando su café, se acerca y me besa, sus labios tocan cálidamente mi mejilla que se calienta con su cariño, puedo notar que está preocupada, tal vez por su trabajo, ayer escuché que hablaba con alguien sobre una junta...creo que es hoy, antes podía darle unas palabras de aliento pero ahora no puede escucharme o tal vez no quiere...la presioné demasiado.


La puerta se ha cerrado y Tony ya está a mi lado, hemos decidido leer otra vez "El Principito" creo que le gusta eso de vivir en otro mundo, uno propio...no estoy segura de que eso me guste a mí...


Su voz es tan hermosa, parece de locutor de radio, creo que a veces incluso la disfraza, un párrafo como un hombre moreno, otro como un gringo rubio, otras como un árabe potentado, es divertido escucharlo, cada vez lo hace mejor...al principio tropezaba las palabras, se saltaba las comas, los puntos, era terrible pero a la vez muy divertido, ahora lo hace mucho mejor...si, mucho mejor...




Estos días no han sido muy soleados, pero igual los disfruto, desde el barandal se ve todo el movimiento bajo la terraza, todos vienen y van con prisa y pocos se detienen a ver el nido que comienza a quedarse vacío, nadie percibe la brisa acariciando los árboles, nadie ve el amor que destilan los enamorados en el parque o la alegría del niño que descubre bichos en la acera. Todo mundo anda tan de prisa, preocupado por sus "cosas".




Esta mañana he saboreado un sabroso chocolate, tenía un poco de canela, estoy segura que Alicia lo ha comprado al fin con Doña Rosa, siempre le dije que era el mejor, apenas lo notó. Suave, pasa por el paladar, calientito, como si lo acariciara mi lengua, como si sus partículas entraran por cada papila gustativa (así les llaman ¿no?), es una sensación de tibieza...lenta, suave...como un cariñoso abrazo...




Amo mirar desde el barandal, sobre todo ahora que los niños están de vacaciones, gritan, se empujan dándose abrazos a través de los golpes, sonríen, se ríen...la sonrisa de los niños es tan transparente, como el riachuelo que pasaba frente a la casita de mis abuelos...era una casita tan pequeña, siempre olía a galletas recién horneadas, de chocolate, vainilla, canela,mermelada de fresa mmm no me vendrían mal unas galletas de vainilla...


Los niños hacen mucho ruido, el vecino se escucha desesperado por eso, pero debería de mirar hacia allá y disfrutaría tanto el paisaje...los niños están felices, sudan sin parar y gritan sin pensar, se lanzan hacia la calle, hacia el jardín, hacia los árboles, invitan a lanzarse por el barandal...


Si lo hiciera tal vez me convierta en mariposa como "Caty la Oruga" o repita el evento que me trajo hasta aquí...

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